Como manda la tradición, el espectacular Sunset Tower Hotel ha vuelto, un año más, a albergar la post-party de los premios más importantes del séptimo arte. El lujo y el glamour que se respira en la alfombra roja de los Oscar no terminó en el Kodak Theatre. La fiesta de Vanity Fair nos ofreció mucho más riesgo, colorido y, lo más visto, ¡espaldas al aire!
Gwyneth Paltrow siguió deslumbrando tras la alfombra roja de los Oscar. Todos los fotógrafos querían hacerse con una instantánea de la rubia actriz, quien consciente de su elegancia, optó por no cambiarse de vestido para la fiesta post-estatuillas doradas. Lo que sí hizo fue quitarse la capa que le caía por los hombros para dejar al descubierto su sencillamente espectacular diseño de Tom Ford.
Otra que se decantó por el blanco nuclear para su vestido fue una despampanante Sofía Vergara que volvió a dejar sin respiración al sector masculino de la fiesta gracias a este espectacular diseño de Roberto Cavalli. Victoria Beckham, Selena Gomez y Miley Cyrus prefirieron manchar un poquito el impoluto color para poner de manifiesto el neutral gris.
La mujer de David Beckham lució un palabra de honor liso y ajustado, de corte columna que adornó con un cinturón negro. Eso sí, su cara de cansancio no se la quita nadie. La novia de Justin Bieber apareció con un vestido sirena de tirantes y gran escote con incrustaciones de joyería, mientras que la ex Hannah Montana eligió un entallado Roberto Cavalli de manga larga y cuello cerrado que terminaba con tiras de gasa dando forma a la cola.
Y del blanco... al negro. La embajadora del color que nunca falla fue Olivia Wilde, quien encarnó una perfecta elegancia gracias a este precioso diseño palabra de honor y corte columna de Gucci. Los complementos en oro, of course.
Otras que también apostaron todo al negro fueron Sofia Coppola, muy guapa con un mono de cuello halter firmado por Yves Saint Laurent, y Carolina Herrera, con un vestido con aplicaciones de plumas en el cuerpo y detalles de terciopelo en la falda.
En la oscura paleta cromática de la fiesta, Katie Holmes fue la encargada de despuntar con un resplandeciente traje azul tinta cuajado de cristales en el pecho, del diseñador Elie Saab.
Impactados nos dejan el trío de modelos que llegó a la fiesta de Vanity Fair. Irina Shayk con escote cruzado por la espalda y dejando al descubierto la mitad de su pecho, se encargó de inyectar la dosis de sensualidad adecuada para este tipo de galas.
El broche de oro lo pusieron Bar Refaeli con un sencillo vestido en tono crudo y aplicaciones de lentejuelas, y Karolina Kurkova, quien se lanzó con un mono pesquero de textura metalizada y escote casi hasta el ombligo. Los zapatos rojos, el complemento ideal que rompía con la estructura del look e iba a juego con los labios de la top model.
Jane Fonda también optó por el tono dorado para acudir de la mano de su marido.
Y llegó la explosión del color. El rojo, en su estado más puro, vino de la mano de cinco guapísimas actrices. La primera, Kate Hudson deslumbró con un vestido de escote corazón confeccionado a base de flecos y un sexy escote por detrás que llegaba hasta donde la espalda pierde su nombre.
Otra Kate, Upton, apostó por un traje más sencillo en tono amapola con detalle de flor en uno de los hombros, mientras Rosie Huntington-Whiteley lucía un color mucho más ácido en un diseño de Antonio Barardi combinado con joyas de Harry Winston y clutch de Jimmy Choo.
Diane Kruger posó con un vestido con escote en V que nos dejaba a la vista su sujetador de encaje del mismo color. La firma, a cargo de su gran amigo, Francisco Costa, para Calvin Klein.
Salma Hayek se desvió más hacia el tono frambuesa en un romántico vestido ceñido a la cintura que combinó con una trenza ladeada y Cameron Diaz consiguió arreglar su fracaso de la alfombra roja de los Oscar con este sencillo a la par que maravilloso diseño slim de Victoria Beckham en naranja intenso.
La peor vestida, sin duda, fue Lily Collins. La joven artista eligió un vestido bailarina en color nude que se mimetizaba con su piel, repleto de detalles florales en azul metalizado, firmado por Monique Lhuillier.
Las hermanas Serena y Venus Williams se equivocaron de fiesta y, en vez de a una post-party de los Oscar, pensaron que estaban invitadas a una de Carnaval. Rosa fucsia combinado con morado para una y, en el otro lado, un hiper ajustado amarillo mostaza del que, de repente, a la altura de las rodillas nacía una abullonada cola que no venía a cuento.
Kate Beckinsale lució un diseño que, de no ser por su imposible estampado, hubiera estado a la altura de cualquier gala. El turno del negro, en este caso nada acertado, llegó cuando Zoe Saldana, Emma Stone y Elizabeth Olsen pisaron la alfombra.
La primera optó por un long black dress con detalles de tul y pedrería, mientras que la actriz de Criadas y Señoras eligió un vestido con transparencias y, finalmente, la diseñadora posó con un traje con detalles de cuero.
January Jones se arriesgó con un look compuesto por top de escote cruzado en verde y falda larga en tonos marrones, ambas prendas unidas por un cinturón de cuero negro. Claire Danes parecía un 'repollito' con este vestido rosa fucsia de escote corazón con transparencias y falda súper abullonada.
Finalmente, Jennifer Lopez apostó por un vestido de paillettes en color burdeos, con manga larga e interminable escote de la firma Zuhair Murad.
Gwyneth Paltrow siguió deslumbrando tras la alfombra roja de los Oscar. Todos los fotógrafos querían hacerse con una instantánea de la rubia actriz, quien consciente de su elegancia, optó por no cambiarse de vestido para la fiesta post-estatuillas doradas. Lo que sí hizo fue quitarse la capa que le caía por los hombros para dejar al descubierto su sencillamente espectacular diseño de Tom Ford.
Otra que se decantó por el blanco nuclear para su vestido fue una despampanante Sofía Vergara que volvió a dejar sin respiración al sector masculino de la fiesta gracias a este espectacular diseño de Roberto Cavalli. Victoria Beckham, Selena Gomez y Miley Cyrus prefirieron manchar un poquito el impoluto color para poner de manifiesto el neutral gris.
La mujer de David Beckham lució un palabra de honor liso y ajustado, de corte columna que adornó con un cinturón negro. Eso sí, su cara de cansancio no se la quita nadie. La novia de Justin Bieber apareció con un vestido sirena de tirantes y gran escote con incrustaciones de joyería, mientras que la ex Hannah Montana eligió un entallado Roberto Cavalli de manga larga y cuello cerrado que terminaba con tiras de gasa dando forma a la cola.
Y del blanco... al negro. La embajadora del color que nunca falla fue Olivia Wilde, quien encarnó una perfecta elegancia gracias a este precioso diseño palabra de honor y corte columna de Gucci. Los complementos en oro, of course.
Otras que también apostaron todo al negro fueron Sofia Coppola, muy guapa con un mono de cuello halter firmado por Yves Saint Laurent, y Carolina Herrera, con un vestido con aplicaciones de plumas en el cuerpo y detalles de terciopelo en la falda.
En la oscura paleta cromática de la fiesta, Katie Holmes fue la encargada de despuntar con un resplandeciente traje azul tinta cuajado de cristales en el pecho, del diseñador Elie Saab.
Impactados nos dejan el trío de modelos que llegó a la fiesta de Vanity Fair. Irina Shayk con escote cruzado por la espalda y dejando al descubierto la mitad de su pecho, se encargó de inyectar la dosis de sensualidad adecuada para este tipo de galas.
El broche de oro lo pusieron Bar Refaeli con un sencillo vestido en tono crudo y aplicaciones de lentejuelas, y Karolina Kurkova, quien se lanzó con un mono pesquero de textura metalizada y escote casi hasta el ombligo. Los zapatos rojos, el complemento ideal que rompía con la estructura del look e iba a juego con los labios de la top model.
Jane Fonda también optó por el tono dorado para acudir de la mano de su marido.
Y llegó la explosión del color. El rojo, en su estado más puro, vino de la mano de cinco guapísimas actrices. La primera, Kate Hudson deslumbró con un vestido de escote corazón confeccionado a base de flecos y un sexy escote por detrás que llegaba hasta donde la espalda pierde su nombre.
Otra Kate, Upton, apostó por un traje más sencillo en tono amapola con detalle de flor en uno de los hombros, mientras Rosie Huntington-Whiteley lucía un color mucho más ácido en un diseño de Antonio Barardi combinado con joyas de Harry Winston y clutch de Jimmy Choo.
Diane Kruger posó con un vestido con escote en V que nos dejaba a la vista su sujetador de encaje del mismo color. La firma, a cargo de su gran amigo, Francisco Costa, para Calvin Klein.
Salma Hayek se desvió más hacia el tono frambuesa en un romántico vestido ceñido a la cintura que combinó con una trenza ladeada y Cameron Diaz consiguió arreglar su fracaso de la alfombra roja de los Oscar con este sencillo a la par que maravilloso diseño slim de Victoria Beckham en naranja intenso.
La peor vestida, sin duda, fue Lily Collins. La joven artista eligió un vestido bailarina en color nude que se mimetizaba con su piel, repleto de detalles florales en azul metalizado, firmado por Monique Lhuillier.
Las hermanas Serena y Venus Williams se equivocaron de fiesta y, en vez de a una post-party de los Oscar, pensaron que estaban invitadas a una de Carnaval. Rosa fucsia combinado con morado para una y, en el otro lado, un hiper ajustado amarillo mostaza del que, de repente, a la altura de las rodillas nacía una abullonada cola que no venía a cuento.
Kate Beckinsale lució un diseño que, de no ser por su imposible estampado, hubiera estado a la altura de cualquier gala. El turno del negro, en este caso nada acertado, llegó cuando Zoe Saldana, Emma Stone y Elizabeth Olsen pisaron la alfombra.
La primera optó por un long black dress con detalles de tul y pedrería, mientras que la actriz de Criadas y Señoras eligió un vestido con transparencias y, finalmente, la diseñadora posó con un traje con detalles de cuero.
January Jones se arriesgó con un look compuesto por top de escote cruzado en verde y falda larga en tonos marrones, ambas prendas unidas por un cinturón de cuero negro. Claire Danes parecía un 'repollito' con este vestido rosa fucsia de escote corazón con transparencias y falda súper abullonada.
Finalmente, Jennifer Lopez apostó por un vestido de paillettes en color burdeos, con manga larga e interminable escote de la firma Zuhair Murad.
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