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Demi Lovato pasó una de las etapas más duras de su vida cuando fue ingresada en una clínica de Illinois para tratar un caso de bulimia. Pocos detalles han trascendido de sus meses ahí: Si también trató una adicción a las drogas y si había tenido episodios depresivos en los que terminó por autolesionarse.
Tras tres meses de terapia, Demi venció su enfermedad y tomó la decisión de volver a los escenarios por su bien.
No obstante, según ha confesado a la web ContactMusic, estuvo a punto de tirar la toalla definitivamente ya que se lo recomendaron como parte del tratamiento. "Hay muchas presiones sobre ti cuando estás dentro de esta industria. Pero me gusta hacerlo, amo cantar. No quiero dejarlo solo porque las cosas se pongan mal", comentaba.
Ahora, con más fortaleza que nunca ha retomado su carrera profesional y de hecho, esa fama que tan cara factura le llegó a pasar, es ahora su mejor arma para la concienciación.
"Me dicen mucho que soy una inspiración para que muchos hagan frente a sus problemas ya sean trastornos alimenticios o que traten de autolesionarse", cuenta.
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